A Robert Neville, aunque se ve separado de los demás congéneres, algo lo impulsa a no darse por vencido, a sobrevivir a pesar de todo, a continuar la lucha por la supervivencia, tal vez algo que es propio de todo ser humano: una energía interior que lo incentiva a seguir adelante “El último hombre del mundo estaba irremediablemente encerrado en sus ilusiones” (Capítulo 10),
“Gérmenes. Bacterias. Virus. Vampiros.
¿Por qué me opongo?, pensó. ¡Es sólo una terquedad reaccionaria, o comprendo que la terquedad excede mis límites?” (Capítulo 10)
El tiempo de la novela se quiebra con los recuerdos del pasado y de los momentos con Virginia. (“Retrospección o analepsis” se llama cuando en el relato se narran acciones anteriores en el tiempo y “prospección o prolepsis” se llama cuando se anticipa el relato de hechos futuros).
La visión que plantea la novela tal vez, para algunos, es apocalíptica; yo creo que es una muy importante advertencia, los seres humanos tenemos la capacidad de discernir y de elegir lo mejor o lo peor para nosotros mismos, sólo de nosotros depende.
“-Y dicen que ganamos la guerra- dijo
-Nadie la ganó.
-Los mosquitos la ganaron” (Capítulo 6)
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